Fundamentado en la evolución de la ciencia, desde la herbolaria prehispánica, pasando por el chamanismo, hasta llegar a la medicina moderna, el muralista -en su inclinación por lo épico- logra una composición cosmogónica sustentada en referentes de gran importancia para México. Con un halo de magia y misticismo, consigue proveer de trascendencia a las tecnologías antiguas de la salud, en una obra que es un espejo en el que inevitablemente y con orgullo todos nos reflejamos.

La Madre Tierra representada por la Mujer, el padre sol representa la energía masculina: juntos equilibran la nueva vida, su sustento y permanencia biológica en el equilibrio y conocimiento ancestral con la naturaleza.